La Residencia de Mayores de Onil y el Centro de Día de Ibi volverán a concentrarse para exigir mejoras en sus condiciones laborales

Desde la Residencia y Centro de Día de Personas Mayores Dependientes «Caseta Sarrió» de Onil y Centro de Día de Ibi, han anunciado su intención de volver a concentrase el próximo miércoles 29 de enero a partir de las 10:15 horas, justo enfrente de los mismos centros. El pasado mes de octubre tuvo lugar la primera de las concentraciones, siendo nula la respuesta por parte de la Generalitat Valenciana.

Según el sindicato de trabajadores de la Caseta Sarrió de Onil, la Generalitat tiene pendiente, desde 2022, licitar la gestión de la residencia, que es de propiedad pública, y gestión privada. Los sueldos están congelados desde 2019, sin aplicar el nuevo convenio, y las mejoras de sueldo no son retroactivas: deberían serlo y se evitaría esta injusticia por dilación. “El personal está cansado de ver como las prórrogas que se le dan a la empresa para que no se apliquen las condiciones laborales que se prometieron en su momento son cada vez más y más largas.”

En el caso del Centro de Día de Personas Mayores Dependientes de Ibi, el origen de la reivindicación de todo el personal socio-sanitario es poder conseguir unas condiciones dignas tanto para los trabajadores como para las personas usuarias de los centros.

La Generalitat tiene pendiente, desde agosto de 2019, licitar la gestión de este centro de día, que es de propiedad pública y de gestión privada. Desde entones no hacen otra cosa que prorrogar el contrato anterior, manteniendo las condiciones de un convenio que no se ha modificado desde el año 2015. Los sueldos de los trabajadores están prácticamente congelados y muchos de los trabajadores se están viendo obligados a buscar otro trabajo, siendo esta su verdadera vocación.

El 20,08% de la población de la Comunidad Valenciana es mayor de 65 años, y aunque es un porcentaje muy alto e importante, siguen siendo la “población olvidada”. En un sistema de trabajo donde el ratio personal/residente establecido por ley no se ajusta a la realidad laboral implica malestar tanto a la persona que cuida como a la persona que es cuidada.

Muchas veces estamos en condiciones de servicios mínimos donde no se cubren las necesidades ni de los residentes ni de los trabajadores como se debería, pero como el trabajo sale adelante parece que no importa el coste humano que esto supone. Somos cuidadores, no magos, más manos y menos estragos.